Petra Herrera y sus cuatrocientas

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Por Adriana Quiñones-León / Ilustración x Saja

Muchos hemos escuchado profusamente acerca de Pancho Villa o de Emiliano Zapata, pero cuántos desprevenidos ignoran por completo a Petra Herrera? Sin duda muchos, o no pocos.

Al principio de la revolución mexicana la participación femenina era común, pero especialmente como soldaderas, es decir, mujeres que se encargaban de la logística en la retaguardia, preparaban la alimentación y asistían a los enfermos, eran roles muy importantes pero ligados al papel de cuidadora, casi una extensión de la maternidad, sólo que en el campo de batalla. Petra Herrera no se conformó con esta manera de contribuir, y luego de mucho pensarlo, decidió hacer una historia diferente, una historia invisibilizada, pero que dejó una huella profunda que muchas mujeres siguieron.

Petra Herrera nace hacia finales de 1800 en una familia de condiciones precarias como las de la mayoría del pueblo mexicano, desde muy joven como tantos otros se siente identificada con el pensamiento revolucionario que va tomando forma en el ambiente de inicios de siglo XX.

Fue así que un día nuestra querida Petra llegó hasta las tropas de Francisco Villa para incorporarse, ya no como muchas de su generación en la retaguardia, sino a la vanguardia, según el sino de una mujer adelantada a su época. Para ello se vistió de hombre, se encargó de su cabello y alteró su forma de caminar y hablar haciéndola masculina a la vista y el oído de sus desprevenidos compañeros. También cambió su nombre, se presentó como Pedro Herrera, un joven valiente y habido de aventuras, con ideales y dedicado a la causa revolucionaria.

Como Pedro, mantuvo oculta su identidad apelando a estrategias creativas y sagaces, como simular que se rasuraba en la madrugada, diciendo a los incautos testigos que apenas le estaba creciendo la barba, seguramente a estos les pareció que lo hacía temprano para no perder tiempo, que quizás así estaba listo y buen mozo para la lucha.

Poco a poco, Pedro Herrera alcanzó el respeto de sus camaradas, demostró su carácter y habilidades guerrilleras escalando posiciones dentro de las tropas, ganó renombre por sus capacidades batalla tras batalla.

Conquistó con su carisma a todos, así que sintiendo la admiración y estima de sus compañeros hombres, decide gritar una tarde:

¡Soy mujer y voy a seguir sirviendo como soldada con mi verdadero nombre!

Cuando lanzó este grito libertario estaba a punto de ser nombrada general Pedro Herrera, pero luego de su confesión, tan valiente como toda su vida, Pancho Villa se negó a darle el crédito militar merecido, pese a haber conseguido victorias significativas también como mujer.

Antes de su revelación estaba convencida de que no sufriría la discriminación de sus compañeros, sino que por el contrario contaría con su apoyo, nada debería cambiar puesto que seguía siendo tan valiente y aguerrida como siempre, sino más. Otra sería la realidad, sus compañeros antes fieles, se mostraron poco leales.

Ante esta injusta situación Petra no se quedaría de brazos cruzados. No obstante su participación en el campo de batalla seguía siendo destacada ahora era invisibilizada, por lo que no tardaría mucho en tomar otra decisión radical, tan radical como las anteriores, la de retirarse. Entonces crea una tropa de sólo mujeres bajo su liderazgo, que poco a poco va creciendo en número. De unas 25 soldaderas que entrenó en un principio alcanzó a unas cuatrocientas valientes, ataviadas de sus enaguas, sus trenzas, carrileras y rifles, quienes también deseaban luchar en el frente.

Como guerrillera revolucionaria, bien como Pedro o como Petra, fue una gran estratega cuya habilidad más reconocida y especialidad era volar con explosivos puentes que conectaban poblados, su participación fue decisiva en batallas de gran importancia para la revolución mexicana como son la toma de Torreón y la toma de Zacatecas , ambas en 1914.

Ese año acompañó en varias batallas con sus cuatrocientas guerreras -que pudieron en realidad ser más, o menos- a Pancho Villa, si bien de manera independiente. El 30 de mayo su participación en Torreón-Coahuila fue decisiva, en palabras del villista de la época Cosme Mendoza: “fue ella quien tomó Torreón, ella apagó las luces cuando entraron a la ciudad”, un acto como muchos otros excluido de los relatos oficiales.

De hecho, es poca la bibliografía sobre la revolución mexicana que hace mención de Petra y sus cuatrocientas. Por eso hemos decidido desde reexistencia iniciar esta sección de sujetas revolucionarias haciendo un sentido homenaje a la carismática e imprescindible Petra Herrera.

Junto a ella reconocemos a todas las valerosas luchadoras, ya sea en el frente de batalla o en la retaguardia, sin quienes no habría sido posible esta revolución y tantas otras. Aunque nos seguirán faltando muchas, no podemos irnos sin antes por lo menos mencionar a Petra Ruiz conocida como la Echa Balas, a Rosa Bobadilla que sobrevivió unas 168 batallas, a Chiquita y a Adelita, esta última edificada como símbolo de las soldaderas en el popular corrido mexicano que lleva su nombre.

 

 

 

Autor: reexistencia

«Las elecciones pasan, los gobiernos pasan. La resistencia queda como lo que es, una alternativa más para la humanidad y contra el neoliberalismo. Nada más, pero nada menos» Subcomandante Insurgente Marcos

3 pensamientos en “Petra Herrera y sus cuatrocientas

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  3. podrías poner tus referencias para conocer más al respecto?

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