Fanzine N° 4

[Portada: Somos]

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Noviembre 2012

Contenido

Este texto es solo una versión preliminar que intenta abordar el tema de la fiesta, de su ambigüedad, en sociedades en las que el valor de cambio predomina sobre el valor de uso. La fiesta, que se agota en sí misma, parece un principio en la subversión de esa jerarquía. Al mismo tiempo, como un espacio no solo socialmente determinado sino igualmente enmarcado por esa escala de valores esa subversión no sucede. En el mejor de los casos nos deja ver su posibilidad. En el peor sirve simplemente para confirmar el supuesto “buen” funcionamiento de una sociedad alienada y dependiente del control institucional y de la represión. En su estado preliminar y exploratorio, que me sea permitido dedicarle este incipit a Juan David “el Profe” Ojeda por haber compartido, en la práctica, los aciertos y desaciertos de estos principios de análisis.

Los colombianos y colombianas, sin razón, hemos identificado el conflicto como sinónimo de violencia. Esta aseveración esta alejada de la realidad objetiva y estudiosa de las contradicciones o discrepancias. El conflicto es un proceso connatural a los seres humanos y surge cuando tenemos formas divergentes de ver y analizar situaciones específicas. La violencia, en cambio, es la degradación última del conflicto. El conflicto enaltece a la especie. Solo es posible discrepar cuando es posible el raciocinar. Con raciocinio hay conflicto, sin raciocinio hay violencia.

El enfrentarnos a la pregunta del crepúsculo del capitalismo nos confronta con la incertidumbre del devenir tras este ocaso del sistema de producción y acumulación —partiendo de la hipótesis de su extinción—. Utopía o distopía que depende del acontecer de los hechos conducidos por las acciones de los sujetos habitantes del planeta Tierra.

La región amazónica, ese tercio del territorio suramericano, regresa a la mira del capitalismo. Un siglo atrás el boom industrial con la vulcanización del caucho transformó la selva en campos de explotación y exterminio de las comunidades indígenas.

El concepto de desarrollo no es una idea que carezca de raíces, sino que al contrario como discurso hegemónico nodal en la consolidación del paradigma fuertemente establecido de la modernidad es su signo y su medio. El desarrollo está relacionado desde sus inicios con el despliegue de cualidades virtuales hacia su plena efectivización. Así, la idea de physis suponía una naturaleza dotada de una gran dynamis propia, de una potencia vital y expansiva.

Era 7 de noviembre de 1815 y Manuel Antonio Muñoz había llegado a Medellín fugado de la cárcel de Sopetrán, donde había estado preso durante ocho días por un delito que no cometió y por el cual él no estaba dispuesto a estar castigado. No iba para esconderse, no, todo lo contrario, su fuga era un medio para subsanar su buen nombre, herido por una serie de rumores creados por María Antonia Galván y acolitados por su amo, de quien se sentía profundamente decepcionado.

A raíz de la aprobación de la Ley de Víctimas (2011) y los diálogos entre la insurgencia y el gobierno dos temas vuelven al debate público: en primer lugar el tema del conflicto armado interno y en segundo lugar la figura de las víctimas como representación de la población. Estos están enmarcados en el novedoso concepto de la justicia transicional, que disuelve el conflicto armado en una situación de post-conflicto.

Alabao, chigualo, guali, bunde, juga, arrullo, levantamiento de tumbas, currulao, currulao corona, caramba, patacore, berejú, pango, juga, juga grande, torbellino, pasillo, rumba, rumba timbiquireña, bambuco, bambuco viejo, bambuco de violín, paseo, jota, abozao, saporrondón, contradanza, danza, polka, mazurca, levanta polvo, tamborito, bambazú, agua´bajo, son chocoano, décimas, salves, romances, cantos de boga y, seguramente, mucho más que aún no conocemos.

El panorama de la industria cultural, musical y del entretenimiento hoy por hoy parece un embudo en donde muchas de las propuestas investigativas, pedagógicas y experimentales no logran desarrollarse y mucho menos logran un mínimo nivel de divulgación y comercialización.

Este año 2012 va a ser el epílogo de una larga historia. En el Huila la conclusión de este enfrentamiento entre dos visiones del mundo inconciliables ha empezado con el durísimo desalojo de los pescadores y campesinos que permanecían desde hace meses a la orilla del río Magdalena, el más grande del país, su hábitat natural y fuente de sustento para ellos y muchos más. Como para reproducir una historia antigua de siglos.

¿Queremos tumbar el poder capitalista? ¿Cuándo? ¿Cómo? El objetivo del texto es abrir ese eterno debate —¿otra vez?— sin sentar cátedra ni repudiar métodos que históricamente han utilizado los movimientos políticos que han pretendido acabar con el capitalismo y sus estructuras.

Aparte del texto Autodestrucción sistémica global, insurgencias y utopías, enviado por el autor para esta publicación.

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