Entre la incertidumbre jurídica y la incapacidad de respuesta

DROGAS

El Gato Fritz

Cuando la ideología capitalista niega la realidad y crea un caos para su beneficio

«Pacho Santos fumando marihuana»

FUENTE:
Publicada en el periódico holandés: www.vrijnederland.nl

http://subterraneabogota.blogspot.com/2006/07/el-vicepresidente-francisco-santos.html

Con la esperanza irresponsable de que este texto alcance a ser publicado —después de haber sido entregado 15 días después de la fecha de corte— les planteo una reflexión el día después de las elecciones parlamentarias donde toca asumir con resignación que vivimos en un país autoritario y corrupto —como lo demuestra la victoria del Partido de la U—, clientelista y mañoso —como lo ratifica la votación del partido Conservador— y “paraco” e ignorante —como lo evidencia la sorpresa del PIN (ya sabe vote PIN y haga PUM!!!)—. Con ese contexto a veces piensa uno que es hora de “¡¡¡empaque y vámonos!!!” y que no hay más que hacer por nuestra causa. Sin embargo, algo queda en el fondo que no le permite a uno salir corriendo, simplemente hay que respirar profundo, tomar impulso y seguir la marcha así sea con el viento en contra. De todas formas no es la primera vez que se hace de esta manera.

Con este resultado empezaría por la propuesta de siempre y la más sensata sin lugar a dudas. Vivimos en un país de narcotraficantes que han logrado no sólo ampliar, profesionalizar, tecnificar y normalizar un delito a partir de comprar conciencias con su Narco-Economía y con la capacidad de montar y administrar un Narco-Estado, sino que también ha logrado la implantación de un comportamiento cultural, es decir una Narco-Cultura. La propuesta es entonces “asincerarnos”, asumir que definitivamente vivimos en la anomia y hacer de ésta nuestra fuerza y pilar para la reconstrucción de la sociedad. Así, regularizar —control monopólico del Estado— el narcotráfico a cambio de legalizar —libre producción, oferta y demanda— sería una buena opción. Sin embargo, se me olvida que socializar las ganancias de tan prospero negocio —como lo hacía las pirámides como DMG por ejemplo— sería ir en contra de varios rasgos de la personalidad de los colombianos anteriores al narcotráfico, como por ejemplo la exclusión, el egoísmo, la acumulación, el clasismo, la brecha social, etcétera. Mejor dicho, es mejor así ilegal para unos pocos que legal para “repartir entre tanto pobre”.

Lo sucedido el último año demuestra claramente esta posición de aquellos que detentan el poder y no lo quieren soltar amedrentando al pueblo ignorante. Parafraseo al primer ministro en “V for Vendetta”: «Muéstrenles el terror para que recuerden por qué nos necesitan». Y salieron cada mes cifras “aterradoras” del consumo de SPAs y su relación con delitos de alto impacto social.

Pánico de la mediocridad mediática
La sociedad colombiana y especialmente los directamente implicados “tombos” y consumidores de SPA ilegales cayeron a finales del 2009 en lo que he denominado “El pánico de la mediocridad mediática” a raíz de la prohibición del porte y consumo de la dosis mínima. Y es que gracias a las erradas y politizadas interpretaciones de los medios y funcionarios del gobierno, los consumidores de sustancias creyeron que prohibición es lo mismo que penalización, ergo restricción de la libertad. Y los “tombos” básicamente creyeron lo mismo.

Mejor dicho el consumidor creyó que lo podían capturar y el “tombo” pensó que lo podía capturar cuando es totalmente falso. ¿Por qué? Primero porque no está reglamentada la reforma constitucional, segundo porque prohibir no es penalizar, tercero porque sólo se priva de la libertad por un delito que esté estipulado en el Código Penal y este aún no ha sido cambiado, cuarto porque ahora el consumidor no es un delincuente sino un enfermo y a la cárcel no se lleva a los enfermos, se les lleva al hospital.

Ahora bien y mientras la política asume —porque hace rato lo entiende pero no le conviene—  que la mayoría de los consumidores de SPAs somos usuarios recreativos no problemáticos, digamos que nos consideramos como enfermos que necesitamos un tratamiento, entonces ¿quién me atiende? Cerca del 50% de las personas que salen de un centro de rehabilitación o desintoxicación son reincidentes, sin contar las que simplemente cambian a otra adicción como la religión. A finales del año 2008 un fallo de la Corte Constitucional obligó a que las EPS cubran los tratamientos de rehabilitación, al considerar la drogadicción como una enfermedad de alto costo y entonces, ¿si no responden por un trasplante de vida o muerte, cree usted que responderán por un drogadicto ya estigmatizado en el contexto de la emergencia social?

Salir del closet
Así están las cosas, mientras esperamos que quienes detentan el poder asuman su papel de narcos por efecto o por defecto y regularicen este negocio para bajarle al caos y al muerto, invitamos a que los usuarios de SPAs ilegales empiecen por “SALIR DEL CLOSET PSICOACTIVO” y se asuman como actores sociales y políticos en defensa de las libertades individuales, el libre desarrollo de la personalidad, los derechos de los usuarios, la no exclusión y menos la autoexclusión, la no discriminación y la oferta de alternativas novedosas para paliar los efectos negativos del consumo de sustancias. Adoptar conductas de autocuidado, tener protocolos de calidad, compañía y diversión. Son muchos los colectivos e individuos que avanzan en estrategias de Consumo Responsable, Reducción de Riesgos y Mitigación de Daños en Consumo de SPAs. Ya que a los verdaderos narcos les falta valentía para cambiar de rumbo esta situación, que seamos los usuarios quienes demos el primer paso.

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